Álvaro Aragón Ayala
Funcionarios estatales de primer nivel, pero de medio pelo, mediocres, ineficientes, podrían salir del gabinete de Rubén Rocha Moya porque obstaculizan la operación de un nuevo modelo de gobierno más cercano a la gente, más humano, de resultados tangibles, que refleje las fortalezas del proyecto de la Cuarta Transformación en Sinaloa.
El gobierno de Rubén Rocha Moya se construyó sobre los andamiajes podridos del modelo de administración pública priista que privilegió la mentira, los dispendios, las obras faraónicas y las frivolidades. Sin embargo, a casi un año de gobierno, son pocos los funcionarios públicos que cumplen a cabalidad sus funciones y que aprovechan sus posiciones para ayudar a la gente.
NO ENGAÑAN AL GOBERNADOR
Cansado de las lisonjas, grillas y mitotes y de la falta de resultados, el gobernador leyó la cartilla a su Gabinete Legal y Ampliado con el llamado a que no lo dejen solo con la carga de gobernar y el deslizamiento de un ultimátum a que “por favor, trabajen” y la crítica de que “no informan, se la pasan tranquilitos”. ¡Levántense!, habría dicho el mandatario estatal.
Rubén Rocha Moya sopesa, en su justa dimensión, quienes no trabajan o trabajan a medias y quienes no han sabido usar las posiciones que ostentan en el gabinete para solucionar los problemas que plantea la sociedad, esos conflictos viejos heredados de los últimos tres gobiernos estatales neoliberales. La valoración es que parte de la nueva hornada de funcionarios públicos ya pasó su periodo de aprendizaje y definitivamente no aprendieron nada.
LA HERENCIA DE AGUILAR, MALOVA Y QUIRINO
Los modelos de gobierno de Jesús Aguilar Padilla, Mario López Valdez y Quirino Ordaz Coppel, dejaron a un Sinaloa sumido en la quiebra y el abandono social. Neoliberales por los cuatro costados, los mandatarios estatales, cogobernaron con la corrupción y la impunidad, provocando una indignación social que estalló en las urnas en el 2021 al ceder el poder a Morena.
Jesús Aguilar Padilla gobernó los primeros meses con el estigma de ser un títere de su antecesor, Juan S. Millán Lizárraga, e indiferente a una escalada de violencia que provocó el terror de la población. El narco terminó por cooptar los aparatos de seguridad del estado. Le mataron a su secretario de Turismo, Antonio Ibarra Salgado, y al periodista Óscar Rivera Inzunza, vocero de seguridad del Gobierno del Estado
Mario López Valdez arrancó su administración, bajo el estigma de las negociaciones millonarias a traspatio con empresarios de Los Mochis y con una oleada de crímenes que empañaron su ejercicio de gobierno. El asesinato del periodista Humberto Millán y del ex director de Gobierno, Luis Domingo Pérez, marcaron el régimen malovista.
Quirino Ordaz Coppel se alejó de la gente, de la sociedad, y “gobernó” para anchar su fortuna personal, aplicando el presupuesto público hacia Mazatlán, invirtiendo, allá, en obras que fortalecieron únicamente al sector hotelero y restaurantero, mandando al diablo a los habitantes de los otros 17 municipios. Durante su mandato fue asesinado el periodista Javier Valdez Cárdenas, cofundador del semanario RíoDoce.
Quirino Ordaz gastó más de mil 900 millones de pesos en la fabricación de la falsa imagen de un gobernador benefactor, dinero que le sirvió para cubrir sus frivolidades y dispendios. No le importó atacar la pandemia del Covid-19 que provocó miles de muertes en Sinaloa, desquicio el sector Salud, construyó un estadio para “regalárselo” a un particular y dejó a Sinaloa en la quiebra, con deudas sin sustento de pago, con fraudes al IPS y el ISSSTESIN y con un déficit de 2 mil 618 millones de pesos.
LA LLAMADA DE ATENCIÓN
En una sesión privada con su Gabinete Legal y Ampliado el gobernador pidió “a mis colaboradores que estuvieran muy atentos a la problemática de la gente, que por favor no me los echen todos a mí, que los atiendan a cada quien como corresponde”.
El gobernador señaló (de perezosa) a la secretaria de Educación, Graciela Domínguez Nava, y al director del Instituto Sinaloense de Infraestructura Física Educativa, Hugo Echave Meneses, quienes no informan a los padres de familia de las obras que se tienen programadas desarrollar en las escuelas.
También habló sobre la manifestación en el Palacio de Gobierno realizada por policías municipales de Elota, quienes exigieron respeto a la homologación de sus salarios, tal como se estableció en la Ley de Seguridad Pública.
Rocha Moya aseguró que bajó a escuchar las demandas y explicó que ese problema tuvo que ser atendido por funcionarios de seguridad y del municipio de Elota.
Una semana antes, derivado de las molestias del aviso fuera de tiempo de la suspensión de clases por el azote de las lluvias provocadas por la tormenta tropical “Kay”, el gobernador pidió a “Graciela se levante temprano”, para informar a la ciudadanía.
“Hay que decirle a Graciela que se levante temprano, que se informe, a tiempo”, exhortó el gobernador a la titular de la SEPyC.
RADIOGRAFIA DE LOS FLOJOS
A casi un año de inicio de su ejercicio legislativo, es difícil localizar a los funcionarios brillantes del gabinete rochista. Sí, los hay, pero son refractarios al contacto directo con la gente y no cumplen con la tarea de mantener informada a la población sobre su quehacer público. Les sacan la vuelta a los representantes de los medios de comunicación.
En el gabinete de Rubén Rocha se hallan en mayor y menor medida aprendices de políticos y de funcionarios públicos que ya no aprendieron, también funcionarios temerosos de ser despedidos, funcionarios flojos y otros ya viejos, jubilados de alguna institución pública, que gozan las mieles del poder pero que no han comprendido la dimensión de la función pública y se dedican a grillar.
LA LISTA ES MUCHO MAS LARGA
María Teresa Guerra Ochoa no ha dado resultados en la Secretaría de las Mujeres; ella construyó su perfil inclinado a la grilla, la denuncia y la crítica a todo lo que, según ella, está mal; no está hecha para la función pública. María Inés Pérez Corral, es activista política, pero gris en su desempeño como titular de Secretaría del Bienestar y Desarrollo.
Graciela Domínguez, pegada a la grilla que se cocina en el Congreso Local, es una nulidad como titular de la Secretaría de Educación Pública y Cultura. Los problemas que se suscitan en la dependencia a su cargo, las fricciones con las dirigencias de la Sección 27 y 53 del SNTE, son tratados en el Tercer Piso, por falta de oficio político y administrativo de la funcionaria de educación. Los empleados de “izquierda” de la SEPyC descuidan sus funciones para dedicarse actividades propias de Morena.
Cuitláhuac González Galindo, divide su tiempo en la atención de su consultorio particular y la práctica de operaciones -es cirujano oncológico-, y su tarea como titular de la Secretaria Estatal de Salud. Su llegada a la institución marcó el regreso del distanciamiento con los trabajadores de salud y el olvido de los programas estructurales que fueron activados al inicio de la administración rochista.
LAS PRÁCTICAS DAÑINAS
El gobernador Rubén Rocha Moya tomó el timón del gobierno del estado el 1 de noviembre del 2021 con un proyecto que busca acabar con las dañinas prácticas del pasado y con el compromiso de emprender una reingeniería a fondo y total de la estructura de gobierno para servirle puntualmente a la población.
El primer diagnóstico que recogió el gobernador sobre las “entrañas” de las secretarías de gobierno reveló que los líderes sindicales o grupos que por décadas se habían enquistado en las áreas claves de las dependencias pretendían mantener sus “influencias” sobre los nuevos mandos o sus superiores inmediatos.