Richard Lizárraga Peiro
El relanzamiento de la imagen de Adán Augusto López, ha sido un éxito. Su estrategia es meterse de lleno a la discusión nacional y usar frases que cimbren las conciencias y concentren la opinión pública, generando polémica de primer nivel. El secretario de Gobernación, el número dos en el proyecto de la Cuarta Transformación, ha ido escalando en puntuación en las encuestas nacionales, pero lo que a él le interesa es el sondeo interno de Morena.
El 19 de octubre en el Congreso Local de Tabasco precisó: “Los del norte dicen que no le aportamos gran cosa a la Federación, porque, para empezar, no sabemos trabajar, que los esforzados y los trabajadores son ellos”, ironizó el número dos del Gobierno. “Lo que no saben es que nosotros somos mucho más inteligentes que ellos y quienes se precian de ser inteligentes pueden hacer las cosas con menor esfuerzo, mejor y de mejor manera”
En Hidalgo, en plena polémica por el ciberataque contra las Fuerzas Armadas, el exgobernador Tabasco lanzó otra declaración polémica: “Desde luego que un militar puede participar en tareas políticas y puede tener aspiraciones políticas, incluso ser presidente de la República”, dijo el 22 de octubre. Para el día 25, en Michoacán, Adán Augusto López tildó a al expresidente Felipe Calderón como “Felipe el pequeño”, lo acusó de dejar un “reguero de sangre” y lo llamó “traficante de armas”.
Adán Augusto López aceleró su metamorfosis en las últimas semanas. Cuando llegó al cargo en Gobernación, a finales de agosto del año pasado, un perfil publicado en EL PAÍS lo describía como “de carácter sobrio y reservado”. El aura de negociador hábil y silencioso lo posicionaba para muchos como el tapado en la carrera por la presidencia, un mexicanismo político que hace referencia a la discreción como la virtud que caracteriza al elegido para tomar el relevo presidencial.
En agosto, tras una serie de narcobloqueos y motines del crimen organizado que sembraron el caos en varias zonas del país, López llamó a la mesura y declaró que no había que “magnificar los hechos” ni exagerar ante la “propaganda” criminal. “No es que queramos minimizar estos hechos como actos terroristas, pero desde luego hay una estrategia federal de combate a la inseguridad, que está dando resultados”, dijo el 15 de agosto, en dichos que se recogieron esporádicamente en los medios.
El viraje se perfiló como un proceso paulatino, bajo el entendido de que siempre es mejor que hablen de uno que pasar inadvertido y que el alcance de los medios tradicionales es crucial para ser una cara reconocible para los votantes. Y con la batalla en el Congreso durante septiembre como telón de fondo, entre reclamos de militarización, que aumentó su exposición y endureció sus actitudes en público. “El proyecto de Nación no admite titubeos”, dijo el 7 de septiembre en el Senado, el mismo día en que llamó a Ricardo Monreal, líder de su bancada, “compañero rebelde”.
A Adán Augusto, la estrategia le ha rendido frutos. López es el segundo aspirante a la presidencia con más presencia en los medios en lo que va de año. Un estudio de la consultora Central de Inteligencia Política y el agregador de encuestas Oraculus, indica que el secretario de Gobernación es el mejor valorado por los medios según esa fuente, que recoge y jerarquiza información de 35 diarios, 35 canales de televisión y 30 emisoras de radio.
“No ando en campaña diputado, no coma ansias; a lo mejor ya mero, sí, pero ahorita yo no ando en campaña”, respondió López al diputado local Crispín Guerra, líder de la bancada del Partido Acción Nacional, en su visita al Congreso de Colima el pasado 27 de octubre. Desde hace a un mes, se ve en bardas y mítines de todo el país, la frase “Estamos a gusto, que siga López” para promocionar su candidatura presidencial. La normativa electoral obliga a crear la ficción de la campaña-no-campaña y ninguno de los aspirantes ha oficializado sus pretensiones, aún no llega el plazo legal ni político.
A finales de septiembre, el secretario de Gobernación decía una calca a la senadora panista Kenia López Rabadán: “No coman ansias. Ya llegará el tiempo en que nos vean en campaña”. Así como insistió en los “baños y regueros de sangre” en los Estados gobernados por la oposición y en los mandatos presidenciales pasados de la oposición. Y en la “hipocresía” y “egoísmo” de sus nuevos adversarios. En cada caso, cada palabra fue retomada por la prensa. En medio de la metamorfosis, López espera seguir subiendo en las encuestas y en la batalla interna por la sucesión más larga de la historia moderna en México. Su mira, sin embargo, está puesta por ahora en una sola encuesta: la interna de Morena.