ÁLVARO ARAGÓN AYALA.
En el 2023 los diputados del Congreso Local se jugarán su destino bajo la dependencia del Poder Ejecutivo rumbo a las Designaciones del 2024 de candidatos a alcaldes. En la etapa dorada del PRI el Poder Legislativo era considerado una veta o el almácigo de aspirantes viables a ocupar las presidencias municipales. En la era de Morena las reglas del juego todavía no son muy claras, aunque de antemano el gobernador llevará la batuta en el nombramiento de los abanderados a las alcaldías.
Las características de la vida interna con impacto en lo externo de Morena no ofrecen ninguna señal de que el Consejo Político Estatal o el Comité Directivo Estatal seleccionará o impondrá las candidaturas a las presidencias municipales. En Sinaloa, el poder en el partido lopezobradorista descansa en el gobernador Rubén Rocha Moya muy por encima de los acuerdos o pactos de sus tribus o grupos políticos.
NO HAY PRESENCIA SOCIAL
A favor de la decisión del gobernador Rubén Rocha en el tema de las Alcaldías 2024, sobresale que los diputados de la 64° Legislatura del Congreso Local no poseen materia ni legislativa ni presencia social como para forjar y encabezar proyectos firmes, ganadores, en la disputa por las alcaldías de los 20 municipios -se agregará El Dorado y Juan José Ríos-. Los legisladores no han construido andamiajes para entrar con fuerza a las competencias electorales.
En los 18 municipios y los dos que se sumarán, no existe registro del trabajo social, humanitario, urbanístico, en seguridad pública, etc., de los diputados de Morena que les permita presumir o destacar en las futuras contiendas electorales y que les atraiga votos a las urnas. Paradójicamente, la imagen de los legisladores se desprende más de sus negativos. En materia de desarrollo integral de los municipios los diputados de Morena no aportan ninguna hoja de servicios.
LOS EFECTOS NEGATIVOS
Los diputados de Morena han trascendido a la inversa por su sumisión al Poder Ejecutivo y por la protección que brindan al ex gobernador expulsado del PRI, Quirino Ordaz Coppel, catalogado desde el 2018 por los morenistas de la 63° Legislatura como delincuente político de cuello blanco, refractario a la transparencia y rendición de cuentas, y acuerpado ahora por los miembros guindas de la 64° Legislatura, con efectos negativos a quienes blasonan la lucha contra la corrupción y no mentir, no robar y no traicionar.
Efectos adversos genera en la estampa de los legisladores de Morena el desafuero de quien fuera alcalde de Culiacán Jesús Estrada Ferreiro mediante una jugada que dejó la impresión de una venganza política más que un ejercicio legal encaminado a pegarle a la corrupción y conservar la gobernabilidad municipal. La torpeza en el proceso legislativo y ministerial mantiene vivo en los tribunales y en la opinión pública el caso Estrada Ferreiro.
La flexibilidad con olor a protección hacia el alcalde con licencia de Mazatlán -no renunciado-, Guillermo –“El Químico”- Benítez Torres, acusado por colectivos sociales de corrupción y por el presidente en funciones Édgar Augusto González Zatarain de sumir en la quiebra al ayuntamiento, desgasta a los diputados de Morena ya que dan la impresión de que protegen al ex funcionario ladrón del erario público. Los juicios contra “El Químico” se mantienen atorados.
FALSOS SAMARITANOS
Los diputados que aspiran a las alcaldías traen «aire» en la cabeza porque creen que el difundir sus imágenes vestidos de Santa Claus o de falsos samaritanos en el Facebook o el Instagram les servirá para llevar votos en las urnas. La percepción social en torno a la mayoría de los legisladores es que viven a cuerpo de rey, como si se tratara de los ricos del régimen morenista, lo cual causa molestia colectiva.
No hay un registro certero, creíble, que determine a ciencia cierta si los legisladores han crecido políticamente; lo único cierto es que no han trabajado para aumentar su reservorio de votos. Los sufragios con los que alcanzaron las diputaciones no son suficientes para aspirar a las alcaldías. Algunos diputados de Morena ganaron gracias a los sufragios que le aportó la militancia y los simpatizantes del Partido Sinaloense.