Álvaro Aragón Ayala.
En su afán por controlar a todos, Rubén Rocha Moya zambute a algunos medios de comunicación en el descrédito al exhibirlos que los alquila o que les está comprando su línea editorial con millonarios contratos de “publicidad”, cayendo en el desprecio y el insulto contra los comunicadores que no figuran en su nómina o presupuesto y que no se someten a su agenda gubernamental mediática.
El gobernador califica de mitoteros o chismosos a los periodistas incómodos o a los reporteros de las propias empresas de comunicación, incluso contratadas, que se atreven a cuestionarlo sobre sucesos que erosionan la imagen de su gobierno innovando el trato con los medios al del patrón que regaña constantemente a sus empleados.
Rocha Moya “compró” a los medios de comunicación no para informar sobre su obra de gobierno, pues no la hay, sino para que les reduzcan o no les otorguen espacios informativos a sus opositores políticos con la agregada consigna de lincharlos y criminalizarlos públicamente enanizando el ejercicio del periodismo al bochornoso papel de sicarios de la información.
La relación de Rubén Rocha es únicamente excelente con los directivos de los medios de comunicación que reciben millonarios flujos de dinero del gobierno y es pésima con los comunicadores definidos en contra de sus políticas públicas, el mal trato en sus relaciones interinstitucionales con actores políticos y la judicialización y la criminalización política como común denominador de su gobierno.
Los contratos de publicidad gubernamental con los medios de comunicación se evidenciaron, en su pleno cumplimiento, en la criminalización periodística de Jesús Estrada Ferreiro y Guillermo Benítez Torres para justificar públicamente las demandas penales rochistas en su contra y sus destituciones como alcaldes de Culiacán y Mazatlán.
Hoy esos contratos de “publicidad” se cumplen atacando ferozmente a los funcionarios de la Universidad Autónoma de Sinaloa y al dirigente del PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda y su familia. Mañana los medios de comunicación atacarán con saña a los personajes que empujan la alianza PAN-PRI-PRD y PAS. En torno al Movimiento Ciudadano la consigna es que no lo pelen.
Rocha Moya destina, pues, millones y millones de pesos para que le construyan la imagen de un humanista que dirige un buen gobierno y para que deshonren la imagen pública y privada de sus opositores. Sabe que a través de los medios puede construir narrativas gubernamentales falsas sobre su gobierno, calificando de mitoteros o chismosos a quienes lo cuestionen.
Con la compra de la casi totalidad de los medios de comunicación y el alquilamiento de buen número de analistas y columnistas, Rocha Moya raya en la dictadura informativa y trastoca la vida de una sociedad democrática al prostituir a los periodistas, considerados el más importante elemento para llegar al pleno conocimiento del actual gobierno represor y persecutor.
La información sobre la UAS y Cuén y otros actores políticos que los medios transmiten inyecta escenarios falsos manipulados por el cedazo financiero rochista. El criterio comercial mueve a los medios de comunicación que llenan de propaganda negra sus espacios, en tanto que Rocha Moya se erige como el principal patrocinador o sostén económico de los periodistas que no se inmutan cuando el gobernador los llama mitoteros o chismosos.