Salvador García Soto
espués de más de cuatro años de haber permanecido en el ostracismo político, tras su liberación de la cárcel en 2018, justo antes de que empezara el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la maestra Elba Esther Gordillo intenta regresar a la escena política en busca de influir en las definiciones políticas que vienen en el país, rumbo a la sucesión presidencial y rumbo al ocaso del sexenio lopezobradorista.
Su reciente reaparición en una entrevista televisiva, donde comentó sobre sus relaciones con los presidentes de la República a lo largo de los casi 5 sexenios en los que dominó el poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, fueron el inicio de una estrategia con la que la otrora poderosa lideresa sindical busca reposicionar su imagen de mujer política y mandar mensajes de que aún está viva, políticamente hablando, y puede volver a recuperar el liderazgo político que la mantuvo vigente durante más de 20 años continuos hasta que su choque con la reforma educativa de Peña Nieto la llevó a ser encarcelada durante 5 años por cargos de lavado de dinero de los que fue finalmente exonerada.
“AMLO nunca me ha visto con simpatía”, dijo Gordillo Morales en sus declaraciones en las que habló de su gran cercanía con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, quienes le ofrecieron la posición de secretaria de Educación que ella rechazó. Mientras que del presidente López Obrador no sólo dijo reconocer la animadversión que le tiene, sino que confesó que nunca quiso reunirse con ella en la campaña de 2006 cuando le ofreció su apoyo y el del magisterio para ganar la Presidencia, utilizando contactos como los de Alfonso Romo, Manuel Camacho y Ricardo Monreal. Ninguno de los tres pudo convencer al entonces candidato puntero en las encuestas de que se reuniera con la maestra. “Si yo acepto reunirme con ella, esa reunión me va a costar 5 puntos del PIB”, respondía Andrés Manuel cuando sus asesores le insistían en que recibiera a Elba Esther.
La maestra no se equivoca cuando dice que el presidente no la quería entonces y no la quiere ahora. Por eso la frenó ya en dos ocasiones, primero cuando intentó hacer una bioserie sobre su vida apoyada por el productor Pedro Torres y por Hugo Scherer, a quienes les pidieron desde Palacio Nacional que no se involucraran en ese proyecto; y luego cuando desde la Presidencia nunca vieron con buenos ojos su intento de crear un nuevo partido político, denominado Redes Sociales Progresistas, que no alcanzó el registro oficial en los comicios federales de 2021.
Pero la forma más clara y puntual en la que López Obrador le dejó claro a Elba Esther que no la quería cerca de su gobierno fue con la negativa, en varias ocasiones, a recibirla en Palacio, como se lo pedía Esteban Moctezuma Barragán, quien, por su amistad y cercanía con la maestra, siendo secretario de Educación intentó infructuosamente que el presidente escuchara a la exlideresa magisterial. Paralelamente el mandatario fortaleció su relación y cercanía con el dirigente nacional del SNTE, Alfonso Cepeda Salas, a quien ha recibido en varias ocasiones en Palacio y le ha dado todos los apoyos para fortalecer su liderazgo ante el magisterio nacional.
Elba, que entiende bien de política, decidió entonces hacerse a un lado, dejó el partido RSP en manos de su yerno, Fernando González Yáñez, con quien terminó confrontada y distanciada, y decidió dedicarse a su vida personal, cultivando su relación y reciente matrimonio con el abogado de 37 años, Luis Antonio Lagunes. Pero tal vez fue que se terminó la luna de miel o también que se acerca el fin del sexenio, pero hace una semana la maestra decidió salir de la comodidad de su vida matrimonial y familiar para tratar de volver a la palestra pública con sus declaraciones en medios.
Aunque no tuvo el efecto que ella esperaba, los comentarios de la maestra sí sirvieron para confirmar dos cosas: la primera, que su fuerza política y su influencia en el SNTE hoy distan mucho de ser lo que fueron antes de su encarcelamiento; y la segunda, que animal político como siempre fue, Gordillo sabe que se aproximan los tiempos del ocaso presidencial con la sucesión presidencial en marcha y busca reposicionar su imagen en busca de apoyar el proyecto político de Marcelo Ebrard, quien siempre fue uno de sus “tres muchachos consentidos” junto con Moctezuma y Jorge Castañeda.
Quién sabe si la Elba Esther de 2022 esté en condiciones de ofrecer algún apoyo real a Marcelo y si su menguada fuerza en el SNTE le alcance para algo, pero lo que sí es un hecho es que, en los sectores más duros de la 4T, esos que están respaldando la candidatura de Claudia Sheinbaum, no verán nada bien los intentos de la maestra por apoyar a Ebrard.
Alguna vez el presidente López Obrador dijo en febrero de 2019 que Elba Esther estaba “en todo su derecho de regresar a la política. Nosotros no vamos a decirle a nadie si puede o no participar, pero cada quien debe asumir su responsabilidad social”, dijo entonces el mandatario. Hoy está claro que Elba quiere regresar, lo que no se ve muy claro es qué tanto podrá hacerlo. Pero lo que sí tiene bien claro Andrés Manuel, y se lo ha recordado varias veces públicamente, es que, en 2006, después de que él la rechazó efectivamente como ella lo dice ahora, Gordillo Morales apoyó a Felipe Calderón y “operó el fraude con los gobernadores del PRI” en contra del entonces candidato puntero del PRD.
Y cualquiera que conozca bien a López Obrador, que siempre dice que “perdono, pero no olvido”, sabe bien que el tabasqueño es hombre de rencores y que difícilmente olvida una traición.