Jaziel Trasviña Osorio
Los únicos diputados indígenas Sinaloa, Aurelia Leal y Martín Vega Álvarez, resultaron un verdadero fiasco y una gran desilusión para los pueblos originarios y en ningún momento su actuar legislativo ha ponderado el bienestar de las comunidades que dicen representar.
Aunque Aurelia Leal habla con franqueza en cuanto a la protección que se le brinda desde el Congreso del Estado y la Auditoría Superior del Estado al ex gobernador Quirino Ordaz Coppel, y defiende su paso como alcaldesa de Guasave para que no le levanten las solapas, le queda a deber a las comunidades indígenas.
Se pude decir con franqueza que es una “indígena light” que ya se acostumbró a vivir del presupuesto y a fijar una barrera, con ese cuento de la violencia política de género, para que no la alcancen las críticas de los actores políticos ni la de los medios de comunicación.
Aurelia Leal llegó a la diputación tras un litigio amañado que violó los derechos político-electorales de Gloria Urías y la comunidad yoreme, a lo que se le suma que las cuentas públicas del municipio de Guasave que gobernó por el mal uso del presupuesto municipal.
MARTÍN VEGA “EL TRAIDOR”
Martín Vega Álvarez tiró pa´l monte. Sí es cierto, durante la campaña electoral se desvivió en halagos para el Partido Sinaloense, con grandes demostraciones de afecto y agradecimiento para su líder Héctor Melesio Cuén.
Sin embargo, al llegar a la curul, Martín Vega evidenció su gen traidor y brincó a las filas de Morena olvidándose de lo que pregonaba y dejando claro que lo que lo mueve es el interés y no la honra a la palabra.
La traición al PAS que lo sacó del anonimato puede ser una nimiedad si se compara con el comportamiento frívolo e importamadrista de Martín Vega que se olvidó por completo de sus “hermanos indígenas” y mutó en un personaje al que en las comunidades tribales apodan el mil amores.
Cierto es que el diputado indígena es de ojo alegre, enamorado el tipo, al que hay que tener cuidado de acercarle a alguna jovencita porque de inmediato se “menea” tratando de conquistarla enseñando sus dotes de nuevo rico que se pasea en una lujosa camioneta por los pueblos pobres.
El resumen, las funciones de Martín Vega son un fiasco para los poblados indígenas, pues a pesar de que mensualmente recibe un salario y viáticos por cerca de 150 mil pesos no han presentado una sola iniciativa legislativa en lo individual.
Además, ha permanecido en silencio y sin actuar ante las constantes violaciones a los derechos humanos de habitantes de las zonas más marginadas.
Los indígenas no son una prioridad para estos dos personajes que en las campañas pasadas y en sus discursos retóricos se llaman “defensores” de los jodidos, pero que en realidad nada más se dedican a gozar de los privilegios presupuestales del Congreso Local.