Alvaro Aragón Ayala
La investigación, en todas sus etapas, del asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez determinará si Sara Bruna Quiñonez Estrada permanece o sale de la Fiscalía General de Justicia de Sinaloa. Si Brisya Carolina “F” echa abajo el delito de encubrimiento por favorecimiento que se le imputa, la Fiscalía perdería el único “eslabón” para dar con él o los homicidas del comunicador.
La investigación técnica-científica del asesinato es demasiado laxa, blandengue, y despide el olor de la búsqueda de “chivos expiatorios”. En las pesquisas, la Fiscalía ubicó a Brisya Carolina “F”, como una “fuente” de datos en torno al crimen. Para sacárselos solicitó una orden de aprehensión en su contra.
Bajo las acusaciones de encubrimiento por favorecimiento Brisya Carolina se presentó en la sede Regional de Justicia Penal Acusatoria y Oral Centro, acompañada del abogado Rafael Trejo Soto, quien tiene bastante experiencia; llevó la defensa de los acusados de los delitos cometidos en la construcción del Tiburonario de Mazatlán y de los implicados en el escándalo de los “colchongates”.
Por petición de la defensa, el juez de control Adán Alberto Salazar Gastélum difirió para el día 12 de julio la audiencia y los representantes de la Fiscalía entregaron la “carpeta de investigación” para que los abogados la estudien; la dependencia hará llegar también a los litigantes las video grabaciones integradas a la investigación. El delito que se le imputa a Brisya Carolina “F. no contempla la prisión preventiva.
La Fiscalía no ha comunicado en que “espacio” de la investigación aparece Brisya Carolina “F” ni qué relación tiene con el “autor material” del asesinato de Luis Enrique Ramírez. La acusada entró de lleno al alegato de su inocencia. Ya se divulga que sobre ella se ejerce presión psicológica para que revele información, que tan vez no tenga.
El delito de encubrimiento por favorecimiento del que se le acusa puede realizarse mediante una conducta activa (esconder, disfrazar, alterar, inutilizar o tapar) o pasiva (callar hechos conocidos), acciones que tienen como propósito impedir el descubrimiento de un ilícito. La Suprema Corte de Justicia de la Nación precisa que “no es posible participar en la ejecución de un delito cuando ya se ha consumado”.
Luis Enrique Ramírez fue agredido y “levantado” la madrugada del 4 de mayo en las cercanías de un Oxxo, ubicado cerca de su casa. La Fiscal Sara Bruna no ha precisado cuántas personas participaron en el primer ataque a Luis Enrique que terminó por ser baleado y subido a la fuerza a un vehículo por un número, no precisado, de individuos no identificados.
No se sabe si la Fiscalía tienen bajo custodia uno o dos vehículos usados en el asesinato. Se desconoce también si ya se ubicó o no el domicilio en el que se le mantuvo en cautiverio al periodista y en el que se le dio muerte para después emplayar el cadáver e ir a tirarlo, el 5 de mayo en la madrugada, a las inmediaciones del poblado El Ranchito, cerca de la Carretera Internacional México 15.
La suerte de Sara Bruna Quiñones, quien inventó la versión de que el “Caso Luis Enrique está resuelto”, depende entonces de la declaración y los datos que pudiera aportar Brisya Carolina “F”. Sería fatal para la Fiscal si el día 12 de julio, la imputada comprueba que ella no tiene nada que ver con el crimen y de que se le presiona para que haga acusaciones directas para fortalecer la “carpeta de investigación” y el proceso penal.
De caérsele el “caso Luis Enrique”, sería obvio que el gobernador Rubén Rocha Moya le pidiera a Sara Bruna Quiñonez la renuncia ya que es imperdonable y ridículo que la Fiscal General de Justicia sólo tenga a Brisya Carolina para armar su teoría del crimen o su “carpeta de investigación, cuando los asesinos dejaron una estela de evidencias regadas por todos lados.