Jaziel Trasviña Osorio.
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Un caso de violencia tomó relevancia Sinaloa: la desaparición forzada y posterior asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez; el tema tomó tintes políticos e incluso ya llegó hasta la misma mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador evidenciando la inseguridad que se vive en el estado, la ineficiencia de las corporaciones policiacas para prevenir delitos, la maquiavélica jugada del secretario general de gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, para operar con el homicidio y tratar de darle un sesgo político, la opacidad de la Fiscal General de Justicia del estado, Sara Bruna Quiñonez Estrada, quien fabrica o “simula” investigaciones. El crimen de Luis Enrique causó escandalo a nivel nacional e internacional. Pero ¿qué pasa con aquellos que asesinados y “levantados” que no se llaman Luis Enrique Ramírez o no son figura pública o de renombre? Silencio sepulcral. Es claro que respuesta es tan simple como preocupante: ¡no pasa nada”. En Sinaloa nunca pasa nada. Se registran decenas y decenas de asesinados cada mes, hay “levantados” y desaparecidos y para todos esos sinaloenses no hay más que silencio y voltear a ver hacia otro lado y hacer como si no sucediera.
Ya lo dijo el presidente de la república, en Sinaloa no hay tantos muertos por que sólo existe un cártel, es decir en otras palabras, cerremos las oficinas de los ministerios públicos, las corporaciones policiacas, la fiscalía, los juzgados, quitemos la vigilancia simuladora de las calles y solo dejemos a los “malos”, ellos se encargarán de cuidarnos, porque también son humanos y ellos nos protegerán. De ese tamaño es la simulación gubernamental y de ese tamaño es la incertidumbre con la que se vive día a día en nuestro estado. En Sinaloa la “raza” está acostumbrada a convivir con la muerte todos los días, la ve, la siente, sabe en qué vehículos patrulla viaja, sabe cómo se llama, la identifica por sus chalecos antibalas y sus armas de asalto, inclusive hasta se ha hecho amiga de ella para que no se lo vaya a llevar por equivocación. El único que no la ve es el gobierno, o quizás si…