Gildardo Izaquirre Fierro
En 1913 el Químico Alemán Franz Haber, se la rifó, inventó el procedimiento para elaborar amoniaco a partir del aire: capturaba el nitrógeno y lo cocinaba con gas y así le pegaba tres hidrógenos para quedar NH3.
Otro químico, Carl Bosh, ideó la forma de producirlo a escala comercial y así se acabó la dependencia de los fertilizantes naturales como la mierda del ganado (estiércol) y de pájaros y murciélagos (guano); también sobró para hacer explosivos como el TNT y el gas Zyclon-B, que usaron los nazis en las cámaras de gas de los Campos de concentración para matar a miles de judíos.
El amoniaco producido por el método Haber-Bosh se le llamó “pan del aire” porque permitió incrementar la productividad agrícola y así hubo trigo, maíz, arroz, alfalfa, carne y leche. Se calcula que el 30 por ciento de seres humanos tenemos en el cuerpo nitrógeno sintético del método Haber-Bosh.
Hoy, 100 años después, ese “pan del aire” ha devenido en veneno químico que contamina suelo, agua y aire, con nitrógeno reactivo en forma de nitrito, nitrato o amonio-amoniaco y forma parte, junto con los plaguicidas, del gran negocio de los agroquímicos que controlan unas 10 empresas transnacionales, entre ellas la Alemana Bayer que produce el Glifosfato, herbicida cancerígeno y por el cual tiene miles de demandas, recién Bayer fue condenado a pagar 25 millones de dólares al granjero Edwin Hardeman diagnosticado con cáncer por el uso de glifosfato.
Esas empresas de agroquímicos, buscan lugares de África y América, donde se paguen bajos salarios y se puedan violar leyes y convenios ambientales para establecer sus fábricas, así es como llegó la Empresa Alemana GPO con la fábrica de Amoniaco a las orillas de la Bahía de Ohuira; políticos corruptos lograron que en 2014 le dieron todos los permisos, a pesar de ser sitio Ramsar y sin consultar a las comunidades Yoremes; GPO taló manglares y relleno la zona de Intermarea, es decir, ya hizo daño.
Las tres comunidades Yoremes directamente afectadas iniciaron la lucha en defensa de la Bahía, de su vida, de su cultura; ya van 8 años de protesta callejera y en los tribunales.
Las tres comunidades: Paredones, Lázaro Cárdenas y Ohuira, interpusieron amparos y la Suprema Corte de Justicia les dio la razón y ordena que se reponga el proceso; pero incluye un párrafo envenenado: que se consulte a las comunidades indígenas en los 45.5 km a la redonda.
Y ahí está la trampa. En esa amplia circunferencia hay 12 comunidades indígenas más, las cuales, durante la pandemia, GPO les llevó despensas, medicinas y material de construcción; además, tanto el gobierno municipal como estatal hacen labor de cooptación de las autoridades tradicionales.
El jueves 16 de junio, por la tarde, en el local de la Cooperativa Pesquera Eustaquio Urías de la Comunidad Yoreme de Paredones se reunió todo el pueblo, hasta los perros asistieron, con los once funcionarios del gobierno federal que visitan las 15 comunidades indígenas para acordar la fecha de la consulta.
Fueron tres horas de verdadera democracia participativa, el micrófono brincaba de un lado para otro; todos, hombres y mujeres querían hablar; no se dejaron engañar por la labia de los funcionarios, sobretodo los del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI).
La posición de Paredones, que comparte las comunidades Yoremes de Lázaro Cárdenas y Ohuira, es clara:
- Respetan el mandato de la Suprema Corte; pero que se consulte nada más a las tres comunidades afectadas directamente: Ohuira, Lázaro Cárdenas y Paredones; las otras 12, no tienen vela en este entierro.
- No están en contra de la fábrica de amoniaco, pero no la quieren en Ohuira.
Los funcionarios (5 de gobernación, 4 del INPI y dos de SEMARNAT), apechugaron los reclamos, les dijeron de todo; pero no discutieron, les dieron la suave y siempre decían: “nosotros vamos a hacer lo que ustedes nos digan”. Saben que las otras 12 comunidades, que no les va ni les viene la fábrica de Amoniaco, están seguras y aprobarán su instalación en la Bahía de Ohuira, ellos no son usuarios del ecosistema.
Por la firmeza de la posición de la Comunidad de Paredones y Lázaro Cárdenas (también estuvo René Rojo, el Comisariado Ejidal), creó que vendrán tiempos de resistencia dura y pura. La solución final de este conflicto socio-ambiental, definirá el rumbo de la llamada Cuarta Transformación en Sinaloa. Pendientes. (La Cuartilla).