Alvaro Aragón Ayala
La titular del Instituto para la Protección de las Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas, Jhenny Judith Bernal Arellano, es una copia fiel en su versión femenina de Juan José Ríos Estavillo, quien trascendió en Sinaloa por simular defender los derechos humanos de las personas víctimas de los abusos de poder.
Bernal Arellano es una hechura de Juan José Ríos Estavillo a quien ayudó a montar una estructura fachada en la Comisión Estatal de Derechos Humanos para eludir la defensa de los derechos humanos de la sociedad. Ríos Estavillo estuvo al frente de la CEDH del 12 de marzo del 2012 a junio del 2016.
Durante este tiempo, Jhenny Judith abrevó de los “conocimientos” de Ríos Estavillo y le siguió los pasos en la acumulación de títulos para consumo personal y exposición académica, en el acopio de diplomados y el curso de una maestría y un doctorado. Por su “intelectualidad”, se le hizo responsable editorial de la revista HumanarES de la Comisión.
De la CEDH, Juan José Ríos Estavillo “brincó”, con el apoyo del entonces gobernador Quirino Ordaz Coppel, a la Procuraduría de Justicia de Sinaloa, que mutó a Fiscalía, de la que fue proscrito, en octubre del 2021, por simular trabajo de investigación de delitos y por una vieja confrontación con el actual secretario general de Gobierno Enrique Inzunza Cázarez.
Jhenny Judith Bernal Arellano siguió prendida del presupuesto de la CEDH como “prestadora de servicios profesionales” con un cobro mensual de poco más de 20 mil pesos. Le brindaba una especie de “asesoría” a la Comisión, cuya inercia, parálisis, omisiones y tibieza ante los atropellos de las autoridades a la sociedad civil es insultante y vergonzosa.
Para apantallar a los legisladores y a los periodistas y acceder a la dirección del Instituto, Bernal Arellano presentó sus “cartas credenciales”, con orgullo, en torno a su “trabajo” en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Juan José Ríos Estavillo.
Blasonó vanidosa que fue directora de Investigación Jurídica, secretaria Técnica y Ejecutiva y directora general del Instituto de Investigaciones en Derechos Humanos de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Sinaloa. Omitió que fue la directora editorial de la revista HumanarEs, cuyo contenido alimentaba el ego de Ríos Estavillo.
Junto a Ríos Estavillo, su mentor, Jhenny Judith Bernal no escuchó a las víctimas de delitos que reclamaban la intervención de la CEDH por los abusos de las autoridades municipales y estatales. Víctimas de feminicidios, de asesinatos cometidos por policías, familiares de “levantados” nunca fueron atendidos. Ríos y Judith le sacaron la vuelta y le mintieron a los colectivos de búsqueda de desaparecidos.
El perfil de la directora de Instituto para la Protección de las Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas, encaja a la perfección en el de una simuladora, en una dama que acapara títulos académicos para abultar su currículum vite ya que pese a que no llega aún a los 50 años de edad, posee una hoja de servicios profesionales e institucionales que envidiaría Matusalén, que vivió 969 años.
Lo paradójico es que, aunque sus “mejores” años de su vida profesional los pasó en la CEDH y en el dictado de conferencias, pese a que se difunde oficialmente su “brillante trayectoria”, Jhenny Judith Bernal es una especie de política-funcionaria-mujer-académica de tonalidades anónimas, gris, que se mueve con un “perfil doméstico” para evitar atraer los reflectores de la prensa crítica.